Terminó el segundo año de pandemia, y aunque una sensación de “normalidad” permea cada vez más la vida cotidiana, la incertidumbre de un profundo cambio en las dinámicas sociales, económicas y políticas que trajo consigo el covid-19 hace difícil saber hacia dónde nos llevará el 2022. Este año nuevo, tal vez no pensamos en grandes lujos ni en fantasías materiales, sino que valoramos y anhelamos aquellas condiciones esenciales que nos permitan vivir en plenitud: salud, trabajo, dinero, bienestar –por mencionar algunos-
En el IMCO hemos cumplido la ardua tarea de analizar la paulatina reconfiguración de la realidad, y entendemos, hoy más que nunca, que cumplir objetivos personales no es posible sin un entorno que garantice acceso a oportunidades, que genere confianza, que sea estable y próspero. Por ello, a manera de una lista de deseos, reflexionamos sobre aquello que México necesita para convertirse en un mejor país: en un país más competitivo.
Ingresos laborales suficientes para cubrir las necesidades de la población.
Que la remuneración que los trabajadores del país reciben alcance para que ellos y sus familias tengan más oportunidades, que haya cada vez menos pobreza, y que las personas puedan incrementar su poder adquisitivo y su capacidad de invertir en proyectos a futuro.
Un mercado eléctrico competitivo, confiable y menos contaminante.
Que México apueste por un esquema abierto a la competencia en el sector eléctrico que le permita capitalizar su ubicación geográfica, atraer inversiones público-privadas, y consolidarse como una plataforma de exportación de América del Norte. Que al hacerlo, priorice el cuidado del medio ambiente y las necesidades de los consumidores.
Un sector exportador que recupere su dinamismo.
Que la inversión recibida por el país sea más alta y facilite la evolución y el crecimiento del sector manufacturero de exportación, con la infraestructura y el talento necesario para volverse cada vez más competitivo y generar más valor.
Un gasto público eficiente.
Que los recursos públicos se destinen a inversiones y programas con un diseño sólido y un correcto seguimiento de su impacto, y a su vez generen bienestar y detonen el crecimiento. Que se replanteen los recortes generalizados y se asignen recursos con reglas claras y sin margen de opacidad.
Un entorno de mayor crecimiento económico y estabilidad de precios.
México requiere que el ingreso nacional crezca de forma sostenida e incluyente para mejorar la calidad de vida de las personas.
Justicia de vanguardia.
Que se disminuya la brecha digital a través de mecanismos de denuncia y de seguimiento, de forma remota, fácil acceso y comprensión, con el objetivo de empoderar al ciudadano frente a la autoridad.
Contar con contrapesos efectivos a nivel estatal.
Que los congresos estatales tengan los mecanismos de monitoreo y rendición de cuentas adecuados, y que los órganos de fiscalización del gasto público sirvan para replantear prioridades y redirigir los recursos a las necesidades específicas de cada región.
Compras públicas transparentes, eficientes y sin riesgos de corrupción.
Que los recursos públicos utilizados en la compra de bienes, servicios y proyectos de infraestructura se utilicen bajo principios de libre competencia, transparencia y cumplimiento de la ley. Que las instituciones al frente de la investigación de delitos de corrupción cuenten con recursos y capital humano suficiente.
Órganos autónomos resilientes.
Que los órganos garantes electorales, de derechos humanos y de transparencia; los órganos reguladores de la competencia, las telecomunicaciones y la energía; y el Banco de México, el INEGI y el CONEVAL, cuenten con los recursos, capacidades y autonomía necesarios para cumplir su función social cada vez de mejor manera.
Crear y consolidar el Sistema Nacional de Cuidados.
Que la distribución del trabajo no remunerado sea más equitativo, y que los recursos para promover la corresponsabilidad en las labores de crianza logren una mayor incursión de mujeres en el mercado laboral.
Mediciones sobre el rezago educativo y la calidad de la educación.
Que se garantice el desarrollo del talento más joven y se realicen diagnósticos para recuperar los aprendizajes perdidos durante la pandemia.
Un México atractivo para la inversión y el capital humano.
Que nuestras ciudades y entidades reduzcan las desigualdades y generen las condiciones para propiciar la inversión, la atracción del talento, y el desarrollo de un país competitivo.
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